"¡Oh! ¡No se preocupe por eso! ^^ Tengo un cuarto reservado para usted en la residencia. Todo el personal de la escuela dispone de uno al que se pueden mudar sin problemas, e incluso pueden usarlo aunque no se muden a él.", le dije.
A seguir abrí un cajón de mi escritorio y cojí dos llaves, la de su habitación y la del dôjô.
"Tenga, la llave de su habitación y la del dôjo", le dije mientras se las ofrecia.
"El número de su habitación viene en la llave. Ah, y por cierto, si hay algo en el dôjô que no sea de su agrado, digámelo. O si quiere algú material específico o bueno, lo que sea, no dude en informarme.", le dije.