Casi se me había olvidado. Debía dejar a Edo en su sitio, su pata ya estaba curada y si esperaba más tiempo se acomodaría demasiado a vivir con gente.
- Taka, tio, ¿no podías haberte acordado antes? Mi madre me va a matar...- Protestaba Aoi mientras bajábamos al sitio donde había encontrado a Edo.
- Bueno tio, te pregunté si querías venir y dijiste que sí...-
- ¡Joder! Me dijiste que te ibas a despedir del enano...¡Quería acompañarte en ese momento! Somos colegas, ¿no?
- Que síii...- Maldito teatrero...
Después de una buena caminata llegamos al sitio donde había encontrado a Edo. Estaba algo nervioso y me daba un poco de pena pero...Lo dejé en el suelo. Hoy sí que se escuchaban auyidos de otras partes, además de ruídos de otros bichos...Y Edo empezó a responderlos nada más estar allí de pie.
- Bueno coleguita...Es hora de que te vayas con tu familia. Ya me gustaría a mí estar en tu pellejo...- Susurré a Edo mientras le acariciaba detrás de las orejas. Al final acabé por cojerlo en brazos y apretarlo.- Cúidate, tio...- Solté al animal, quitándole la correa que le había hecho, y este, después de olerme y verme unos segundos, escuchó nuevos auyidos a los que respondió y salió corriendo tras ellos.
- A ver si los encuentra pronto...Esto empieza a darme mal rollo- Esperé unos segundos sentado, mierando el sitio por donde se había ido y luego me levanté.
- Sí bueno, mejor irnos antes de que los grandes vengan...-
- Sí, ¡además mi madre me mata!
- Que ya, pesado...
Y dicho y hecho, después de devolver a Edo con su familia, salimos pitando del sitio. Al menos él estaría con sus padres.
*se van*